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La Importancia del Sueño en el Desarrollo de los Niños Pequeños

El sueño es un elemento crucial en el crecimiento y desarrollo de los niños recién nacidos y en su transición hacia la infancia. Desde el nacimiento hasta los dos años, las necesidades de sueño cambian drásticamente, impactando en diversos aspectos del bienestar y desarrollo infantil.


Necesidad de Sueño en Recién Nacidos


Los recién nacidos duermen aproximadamente 16.5 horas diarias distribuidas en múltiples periodos a lo largo del día, lo que se denomina sueño polifásico. Sin embargo, este patrón de sueño evoluciona rápidamente. A partir de los cuatro meses, los bebés comienzan a ajustar su sueño siguiendo un ritmo circadiano, durmiendo más durante la noche que durante el día (Fuente: Salkind, 2005).


El sueño en esta etapa también desempeña un papel esencial en la liberación de hormonas de crecimiento que son indispensables para el desarrollo físico (Fuente: Children's Development by Ana R. Leon). Los padres pueden ayudar a sus hijos a conciliar el sueño estableciendo rutinas como leer un cuento o darse un baño.


Cambios a los Dos Años


Conforme los niños crecen, la cantidad de sueño diario promedio disminuye. A los dos años, los niños duermen cerca de 10 horas por día. Este cambio es parte de su desarrollo natural, y los adultos deben estar atentos a ajustarse a estos cambios para asegurar el descanso necesario que los niños precisan (Fuente: Lifespan Development: A Psychological Perspective).


Además, la fase REM (Movimiento Rápido de Ojos), que es crucial para el desarrollo cognitivo debido a su asociación con el procesamiento de la memoria, también sufre cambios significativos. En los neonatos, esta fase constituye aproximadamente el 50% del total del tiempo de sueño. Sin embargo, con el tiempo disminuye a aproximadamente el 25-30% durante la niñez. Este ajuste refleja la maduración del cerebro y el sistema nervioso (Fuente: Lifespan Development by Martha Lally and Suzanne Valentine-French).


Rituales de Sueño y Bienestar Familiar


Es recomendable que los padres consideren la importancia del contacto físico y la cercanía durante los momentos de sueño, lo que puede proporcionar a los bebés la seguridad que necesitan para descansar mejor. El colecho, o dormir en la misma cama con el bebé, es una opción que algunas familias eligen para facilitar esta cercanía física y emocional (Fuente: Orientaciones para el comienzo de la vida).


El hecho de aprovechar los momentos en los que el bebé duerme para que los padres también descansen, puede ser clave para el bienestar familiar. Esto es especialmente cierto considerando que los recién nacidos suelen desacordar a menudo buscando la seguridad y contacto con sus progenitores (Fuente: Orientaciones para el comienzo de la vida).


En conclusión, el sueño juega un rol fundamental en el desarrollo físico, psicológico y emocional de los niños desde sus primeros días de vida. Un sueño adecuado, junto con el apoyo emocional y físico de los padres, es vital para asegurar una transición exitosa de la etapa de recién nacido a la infancia. A medida que los niños crecen, es crucial que se adapten a sus cambiantes necesidades de sueño para garantizar su desarrollo.

 
 
 

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